Pues porque sí

¡Porque hay males que ya llevan milenios!

¡Porque son mejores cien pájaros volando!

¡Porque incluso en literatura, nada está escrito!

June 07, 2011

Eco-subversismo: Factores Ambientalistas en Regiones y Comunidades

Como nos lo recuerda Alfredo Molano ––uno de los pocos conocedores del territorio colombiano––, en textos como Apaporis: viaje a la última selva, donde reconstruye la colonización amazónica y los conflictos de intereses entre colonos y nativos, o en su más célebre Trochas y fusiles, en el que reconstruye desde diferentes voces testimoniales la historia del surgimiento y desarrollo de las FARC, la ya problemática situación ambiental colombiana podría estar mucho peor.
Desde los siglos XVII y XVIII, en tiempos de Túpac Amaru I y II en la región cusqueña, de Zumbi dos Palmáres en su Quilombo nordestino y de Benkos Biojo en el Palenqu­­e de San Basilio, muchos han sido los levantamientos que tienen como adyacente cosmogónico, ideológico o pragmático la conservación ambientalista. El siglo XX, sin embargo, sin distingos de clase y alrededor del mundo, nos sorprende con el renacer acelerado de tal activismo. En el panorama latinoamericano surgen figuras proteccionistas como el MLN-Tupamaros, el M-Sem Terra, los Cangaceiros, el MR-8 de Outubro, la Açao-LN,  el MR-Túpac Amaru, los Ñancahuazú, El Frente Farabundo Martí,  el URNG, la UD, la LC-23 de Septiembre, el FSLN, el FMLN, el EPR, el ERPI, el BAPP, el FAP, el ERP, las FAR, los Montoneros, el MNT, los Uturuncos, las FAL-Zárate Willka, la CNPZ, el EG-Túpac Katari, el POR, el FPMR, el MIR, el AV-Carajo, el PBR, el MR 26 de Julio, el MPL-Cinchonero, las FALN, el EPB-Macheteros, el TDREP, las FARP, y aunque desacreditado por algunos, el Sendero Luminoso, y aunque sospechosamente valorados, el EZLN, para mencionar algunos casos notables.
En otras regiones lingüísticas del continente también aparecen movimientos proteccionistas como el ML-Guayana Francesa, el ELN-Surinam, la ACR-Guadalupe, el FL-Quebec, y, por qué no, el BLA en el mismísimo Imperio. Cruzando el Atlántico, algunos incluso han surgido desde el centro mismo de la hipócrita Europa, como lo son el Euskadi Ta Askatasuna, los CAA, el IRA, el INLA, el RIRA, y el ELAS. En el Oriente Medio resaltan por su permanencia y constancia la Resistencia Iraquí, el FPL-Omán, las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa, Hesbola, la OLP,  el ELP, el FPLP, el Hamás, ESAL-Armenia, PT-Kurdistán, y más para el Oriente los Tigres del Tamil y el ER-Japón, entre otros. Afríca, por su parte, ofrece también un amplio abanico de grupos y movimientos comprometidos, como la FDL-Ruanda y su filial AFDL-RD Congo, el MPLA, el FNLA, la UNITA, la FLEC, el FROLINAT, el FLE, los Mau Mau, el FRELIMO, el RENAMO, y etcétera etcétera.
Volviendo a Latinoamérica, resalta la cantidad y calidad de sus organizaciones medioambientales, y brillan en particular los casos colombianos: prolijos, diversos, constantes; únicos en el subcontinente todavía comprometidos con esta forma de lucha. Entre los más notados de las últimas décadas se cuentan, sin duda y entre otros, el Manuel Quintín Lame, el EPR, el CRS, el ERG, el EPL, el M-19, el ELN, el MJBC, y, para enfocarnos finalmente en la actualidad de nuestro propósito del día, las FARC.
Pero, si bien el conflicto colombiano es circular y repetitivo, son muchos los puntos en una circunferencia. Así, los textos de Molano dan cuenta ante todo de coyunturas específicas en donde, por ejemplo, en tiempos de control territorial de las FARC en Marquetalia, y su movilidad estratégica en los departamentos del Huila, Tolima, Cauca, Valle del Cauca, Boyacá, Cundinamarca, Caquetá y Meta, la voz de un militante recuerda: “Se acabó la leña para cocinar y Marulanda prohibió que se siguieran tumbando palos en el páramo”. Páramo, páramos, ciertamente hoy amenazados por la seguridad y la confianza inversionista extractiva. Así en épocas más inseguras, y a escasas horas de camino desde Bogotá, en el Páramo de Sumapaz, “los bosques de esa zona son una joya que, paradójicamente, se conservan porque  la situación de orden público impide la valorización de la tierra y dificulta por tanto su conversión en barbechos para papa o en potreros para ganadería”.
Hoy, que no sabemos cómo están esos bosques, sí sabemos en cambio que a mayor aspersión  de glifosato en los cultivos de coca no sólo nuevos cultivos se extienden hacia terrenos de la Amazonía, sino que con ellos también se extiende la colonización, el comercio, la ganadería, la seguridad, y en suma, la confianza extractiva. En un contexto tal, un abuelo indígena en inmediaciones del Río en la comunidad de Parumena, comenta: “Lo bueno de los muchachos es que acabaron con la matazón de animales, porque prohibieron usar armas de fuego y hoy han vuelto el mariposo, la pantera, el león, la pava”. ¡Cómo! ¿Mariposo, pantera, león, pava? ¡Y eso con qué se come! Diría ansioso el carnívoro del Deivid.
Las FARC sin embargo, es de admitir, todavía deben afinar más su actividad proteccionista. Como reconoce autocríticamente el finado Jacobo Arenas “Es que en la guerrilla nos falta mucha educación. Mi lucha por hacerles comprender a los guerrilleros la importancia de la naturaleza es constante y a veces hasta inútil. Le disparan a todo.” Prueba de ello, y para terminar ––ya que todos estamos ocupados––, vale recordar la anécdota que aconteció al Mono Mejías, que si bien no brilla por su proteccionismo, lo hace al menos por las fuerzas naturales que evoca y consume: “El cruce entre La Uribe y  Guayabero fue para él inolvidable porque en un mismo día los atacó una manada de guacamayas azules y amarillas y mataron una danta y un venado. Al teniente BBC, que iba mandando el cruce, le dio por hacer un tiro a la bandada que estaba sobre una pared alta que hacía cañón con el Rio Papaneme. Las guacamayas, miles, pero miles, se arrebataron y gritando furiosas alzaron el vuelo, dieron una vuelta en redondo y cayeron sobre el teniente BBC. La comisión se botó al río, defendiéndose los ojos con el brazo, porque era a eso a lo que los bichos tiraban. Se salvaron, pero salieron más rasguñados que tigre en espinero. La cosa pasó y al medio día mataron una danta hembra que pesaba más de cinco arrobas, y ya entrando la tarde un venado con cacho de siete ramas”.
Ante las circunstancias globales, las políticas gubernamentales y las respuestas subversivas, ya quisiéramos, mejor, tener que temer al tigre mariposo y buscar salvarnos de los ataques de miles de guacamayas rojas, amarillas, azules.